Un grupo de científicos españoles liderados por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) ha desarrollado un método para predecir si un cáncer de mama o un adenocarcinoma de pulmón producirán metástasis, lo que sería útil para determinar si es necesaria la quimioterapia.
Los investigadores utilizaron biochips para analizar la información genética de tumores de mama y de pulmón -alrededor de 22.000 genes- implantados en ratones de laboratorio y observaron un gran parecido entre esas enfermedades y las que afectan a los humanos.
Así, mediante herramientas matemáticas y estadísticas, consiguieron diferenciar los tumores malignos de aquellos de buen pronóstico que, pese a que requieren la extirpación, no desarrollarán metástasis, ha explicado el responsable de la investigación, Ramón García Escudero, científico de la Unidad de Oncología Molecular del CIEMAT.
La implantación en hospitales requiere de un método final de diagnóstico que tardará al menos dos añosGarcía Escudero ha indicado que el análisis de 32 de los 22.000 genes en el caso del cáncer de mama y de 31 en el de pulmón permite predecir cómo se comportarán los tumores.
“Hay muchos pacientes que no necesitarían quimioterapia porque tienen tumores de buen pronóstico. (…) A día de hoy, muchos de los pacientes reciben quimioterapia porque no existen métodos claros para poder predecir cuál va a ser el comportamiento del tumor”, ha sostenido el científico.
El diagnóstico del cáncer se realizaría tras la extirpación del mismo y los resultados se obtendrían en menos de una semana, ha apuntado el científico.
Según García Escudero, el análisis de esos genes es “sencillo”, pero para implantarlo en hospitales es necesario el desarrollo de un método final de diagnóstico que a su vez requiere de validación científica, un proceso que durará, al menos, dos años.
Los resultados de esta investigación, en la que han colaborado expertos del Instituto Catalán de Oncología y de los hospitales madrileños Gregorio Marañón y 12 de Octubre, han sido publicados en el último número de la revista científica estadounidense “PLoS One”.
EFE