Colombo, Sri Lanka. Pese a una guerra civil de casi 30 años, Sri Lanka consiguió reducir los casos de malaria en 99,9 por ciento desde 1999 y está en camino de eliminarla por completo hacia el 2014.
Investigadores srilankeses y del Grupo de Salud Global de la universidad estadounidense de California pusieron en claro que ello fue posible gracias a la capacidad del programa nacional contra la enfermedad de adaptarse a las circunstancias, incluso las más difíciles.
Señalaron que, por ejemplo, para proteger a las comunidades desplazadas por el conflicto, los trabajadores sanitarios implementaron clínicas móviles equipadas con kits de diagnóstico y medicamentos.
En los hogares situados en zonas peligrosas y donde era imposible hacer fumigaciones regulares contra el agente transmisor -la hembra del mosquito anófeles-, distribuyeron mosquiteros tratados con insecticidas, apoyados en organizaciones no gubernamentales familiarizadas con las áreas bajo riesgo.
La malaria es la enfermedad parásita tropical más importante en el mundo, y entre las contagiosas, la que más muertes causa excepto la tuberculosis.
Afecta a unos dos mil 400 millones de personas -alrededor del 40 por ciento de la población mundialÂ�- en más de 100 países tropicales, desde Suráfrica hasta el subcontinente indio.
El número de víctimas mortales se calcula entre 1,5 y tres millones, o sea, del cuatro al cinco por ciento de todos los fallecimientos en el planeta.
Alrededor del 90 por ciento de ellas se registra en el África subsahariana, y las dos terceras partes de los casos restantes en seis países: India, Brasil, Vietnam, Colombia, Islas Solomon y Sri Lanka, aunque esta última parece pronta a abandonar el fatídico listado.
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